UN DIA MUY ESPECIAL
Era un día muy especial para el pequeño Juan. A sus 6 años de edad aún no comprende por qué razones no puede estar junto su padre. Su madre le ha dado muchas excusas. “Aun es muy niño para contarle la verdad” – dice María – mientras ataba el cordón de uno de sus zapatos haciendo fila para ingresar al centro de Rehabilitación Social de Ambato.
Es viernes 14h00. En la garita de ingreso le piden su cédula y el nombre del niño. Luego de una revisión pormenorizada por parte de una policía, le dice que siga. Aprieta la mano de su hijo y se dirige al pabellón de internos sentenciados.
En el lugar donde funciona la capilla, se ha improvisado un pequeño salón de actos. María se sienta a esperar junto al pequeño Juan, es la primera que llegó. A medida que pasan los minutos más personas empiezan a llegar; son abuelitos, madres, padres, hijos, hermanos. El salón se llena de gritos de niños y niñas.
De pronto, piden que se haga silencio: “Feliz día de la Familia” gritan al unísono todos los presentes cuando ingresaron un grupo de personas, todos hombres y mujeres que purgan una pena en el centro de rehabilitación.
Los abrazos y besos no se hacen esperar. “Ahí está tu papá” dice María. Pedro, se acerca toma al niño en sus manos “cada día estas más grande” le dice mientras le da un abrazo. Lágrimas corren por sus mejillas.
Escenas como estos se repitieron en cuestión de momentos al interior de esas cuatro paredes. Padres y madres de familia que podían nuevamente disfrutar de la compañía de sus hijos, aunque sea por unas cuantas horas.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), viene ejecutando el Proyecto de “Acogimiento Familiar: niños libres” en la provincia de Tungurahua; mediante esta modalidad se garantiza el derecho a vivir en familia de niños, niñas y adolescentes (NNA), hijos de padres y madres que se encuentran privados de libertad y que cumplen una condena en centros de rehabilitación.
En la Provincia son 32 niñas y niños que forman parte del proyecto, ellos reciben un apoyo de $ 100 mensuales para cubrir gastos de vestuario, menaje de hogar, útiles escolares, menaje de cocina, alimentación, salud, educación, movilización y todo lo que pueda necesitar en el núcleo familiar que lo acoja. El MIES invierte más de 72 mil dólares al año, y se lo ejecuta mediante un convenio firmado con la Universidad Tecnológica Indoamericana.
Y es por aquello que el pasado viernes se organizó un evento especial al interior de la Cárcel. “Queríamos, que al celebrarse el día de la familia, reunir a los padres con sus hijos y que disfruten de momentos de alegría en compañía de sus seres queridos “manifiesta Zoraya Chicaiza Psicóloga que forma parte del Proyecto.
“ Nos pusimos a organizar esto hace más de un mes, tuvimos que sacar permisos en la cárcel, para que puedan ingresar los niños, la universidad nos ayudó con grupos de música, preparando a los niños para las coreografías, alquilando disfraces, refrigerios, premios para los concursos, en fin…” dice en cambio Vanesa Poveda Trabajadora Social. Y así fue. Por más de tres horas la música, la algarabía, las risas, y un ambiente distinto se vivió al interior del Centro de Rehabilitación.
Se prepararon coreografías; niños, niñas y adolescentes vestidos con llamativos atuendos hicieron las delicias de sus padres. O como el caso de Jhoana quien escribió un poema para su padre, detenido por tráfico de drogas y sentenciado a 6 años de prisión. “Estés donde estas nunca dejaré de llamarte papà y de sentir amor por tì” decía su última estrofa.
Mediante este proyecto un equipo multidisciplinario de profesionales del MIES realizan visitas domiciliares a las familias en los hogares que acogen a los niños y niñas evitando así que permanezcan al interior de los centros de rehabilitación, brindando seguimiento y asesoramiento familiar, en las escuelas para apoyar su rendimiento escolar.
Así transcurrieron las horas son las 17h00, es tiempo de retirarnos. Junto a la puerta de salida hay un cartel que dice: “Dios concédeme la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que si puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia…”