LAURO PÉREZ, DE CARBONERO A CAMARONERO
La mayor parte de la vida laboral de Lauro Pérez López, nativo de Puná Vieja, una de las comunas de la isla Puná, parroquia rural de Guayaquil, estuvo dedicada a la producción de carbón para sostener a su familia compuesta de 4 miembros.
Sin embargo, la vida de Lauro ha cambiado, pues hace más de 3 años integra una asociación de comuneros que administra dos camaroneras locales, “Tío Pancho” y “Cayetano”, una extensión aproximada de 130 hectáreas, que el Gobierno revertió de manos privadas en el 2009 para confiarlas a las familias del lugar.
Ahora tiene 45 años de edad y junto a otros 25 comuneros siembran, mantienen, alimentan el camarón y participan de las cosechas cuatrimestrales que actualmente alcanzan una producción estimada de 1.800 libras por hectárea, cuyos beneficios económicos son distribuidos según el concepto de la Economía Popular y Solidaria.
Bajo esos principios, Lauro tiene un sueldo básico y las garantías que determina la Ley, aunque las utilidades de ambas camaroneras alcanzan a la población en general, pues se han invertido en equipamiento de un infocentro, aulas, cerramiento y espacios recreativos en la escuela local, los adultos mayores también reciben una bonificación.
Además se ha contribuido en vivienda, salud, en la propia camaronera se implementó nueva maquinaria, muelle, bote y en materia ambiental se han reforestado manglares.
Ese ambiente ha permitido que el hollín de antes, que cubría la fuerza laboral de Lauro Pérez, ahora luzca autoestima uniformada de tonos verdes, azul, amarillo, en armonía con el manglar, el cielo abierto y sol intenso propios de Puná Vieja. Él ya no desforesta, ahora siembra.
“Desde que entré a trabajar en este proyecto mi vida cambió, ya no vivo en casa de caña, poco a poco estoy comprando mis cositas, me siento lleno de vida, antes mi trabajo era rústico”, comenta Lauro.
Para ese Buen Vivir, el Gobierno Nacional, además de confiar en la capacidad de los comuneros, encargó en el 2009 al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), mediante su Instituto de Economía Popular y Solidaria (IEPS), el fortalecimiento, acompañamiento y aporte de US$ 306.250. La subsecretaría de Acuacultura también entregó US$ 47.700 y la misma Asociación de Puná Vieja dio una contraparte de US$ 11.000.