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De la indigencia a una vida digna

Vicente Gallardo, un adulto mayor que recibió la ayuda y amparo del MIES. Antes vivía en una chatarra de carro. Hoy tiene amigos y un lugar digno para vivir en medio de amigos de su misma edad

Era un lunes por la mañana, cuando Vicente Gallardo, un indigente adulto mayor, salió a realizar actividades en el campo, no se imaginó que desde aquel día su vida cambiaría para siempre, gracias al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).

Ya de regreso al lugar donde habitaba (la cabina de un carro abandonado), ubicada en la calle Las Orquídeas del barrio San José, en el cantón Piñas, provincia de El Oro; lo esperaban técnicos de atención al adulto mayor del MIES Distrito Piñas para dialogar con él, conocer su situación y sobre todo para que mejore su calidad de vida.

Una vez abordado por la psicóloga, y que voluntariamente aceptara ir al Centro Gerontológico Zaruma, de inmediato fue llevado al Hospital de la localidad para conocer su estado de salud y agilitar su ingreso. Antes de partir, Vicente pasó a despedirse de las personas a quien considera sus amigos para que no se preocuparan por él, recogió algunas prendas de vestir, sus cuadros del Divino Niño y de la Virgen de Guadalupe para llevarlos consigo; pues aseguró que ellos lo acompañaban toda la vida.

Vicente Gallardo –nacido un 5 de abril de 1932, en Gonzanamá, provincia de Loja, de 84 años de edad y estado civil soltero– comentó que vivió parte de su niñez y juventud en Piñas, luego de varios años regresó a la tierra que lo vio nacer. Al morir sus padres y al encontrase solo decidió retornar a la Orquídea de los Andes, como lo identifican también a Piñas.

En Piñas no contaba con un techo para vivir, sin embargo nunca le faltaba el alimento, pues vecinos y personas caritativas siempre le proporcionaban la comida, lo que le permitió sobrevivir por más de un año.

Pero el lunes 25 de enero quizá será recordado para siempre por Vicente Gallardo. Ese día su vida cambió, por la tarde y sin haberlo pensado siquiera se encontraba en un lugar diferente, muy acogedor, rodeado de adultos mayores que ansiosos preguntaban quién era él y daban la bienvenida al nuevo compañero.

El adulto mayor fue recibido en el Centro Gerontológico de Zaruma, entidad del MIES, en donde de inmediato, lo atendieron, bañaron y le dieron ropa limpia. Luego, le indicaron cual sería su habitación y seguidamente lo incorporaron a las actividades cotidianas del centro. Allí, con una sonrisa en su rostro don Vicente se presentó ante los adultos mayores residentes quienes emocionados aplaudían al nuevo integrante.